23 de julio de 2010

El helado de fresa

Cap #2
Valentina encontró un par de blusas de lo más monas y pantalones adecuados para el lugar. Entro en otra tienda y compro unos shorts cortos y unas sandalias. Todo eso excedía lo que sus papás le tenían permitido gastar en un mes pero no le importo en lo más mínimo.

“Tal vez se enojen cuando llegue el estado de cuenta…No, no creo ni que lo noten. Están tan ocupados peleándose…”—pensó Valen.
Salió de la tienda y pasó frente una heladería. Le apetecía mucho en esos momentos un helado de fresa. De nuevo se acordó de sus amigas: cuando salían de la tienda después de una intensa búsqueda de las prendas y artículos más fashion iban directo a la heladería a comprar un doble de su sabor favorito.
Se formó en la fila pensando en sus próximos días en su nuevo hogar. Definitivamente necesitaba a alguien con quien pasar el tiempo. Una chica flaquita y con aspecto de duendecillo la atendió muy amable.

“Girlfriend” de Avril Lavinge sonó en el fondo de su bolsa, era un mensaje de Josefina. Dejo el helado sobre el mostrador y saco el móvil y reviso el mensaje:


Hola pequeña. Quería avisarte que llegaré más tarde de lo planeado. Tal vez deberías salir a buscar algo divertido, no te pases las vacaciones encerrada.


Valentina tomó el helado con la mano izquierda y empezó a escribir un nuevo mensaje con la derecha. Estaba con la vista fija en la pantalla escribiendo la palabra “tienda” y avanzo al mismo tiempo que un chico frente a ella retrocedió estampando el helado de frambuesa en su blusa y de paso en su propia playera. Casualmente ambas prendas eran blancas.


El chico volteo de inmediato. Valentina se sintió muy avergonzada y a la vez molesta. La molestia desapareció al ver la cara del chico. Sus ojos del color del limón maduro la impactaron. Y su cara era de lo más chistosa, estaba tan confundido.


-Perdón—dijeron al mismo tiempo.


Ella empezó a reír. Ni ella misma entendía por qué. El chico la miro aun más confundo y luego también soltó una risa.


-May danos unas servilletas, por favor—pidió el chico mientras Valen se sentaba en una de las mesitas calmando su risa.
-Claro Mike—respondió la chica que había atendido a Valen y le dio a Mike las servilletas.


Valen tomo una de las servilletas y empezó a limpiar la mancha que tenía en el pecho. Se dio cuenta de que era inútil. Recordó entonces que el chico también tenía una manca.
-Voltéate tengo que limpiarte—le ordeno.
-No me digas que tengo una mancha en la espalda—el chico ahora parecía preocupado.
-Lo siento—se disculpó Valen.
-No importa—Mike se volteo para que Valen limpiara el helado— ¿Es grave?


Sí era grave era más grande que la de Valentina.
-No creo que salga—le dijo la chica del mostrador—es muy difícil sacar las manchas de la ropa blanca.
- Ya que… —dijo resignado y se volteo— ¿te vas a comer eso?—le pregunto a Valen viendo el helado.
-No—respondió ella confundida. “¿Es que él se lo iba a comer después de haber estado en contacto con la ropa?” –se pregunto. Lo que paso en seguida la sorprendió.


Mike tomó el helado y se lo estampo contra el abdomen. Y contra el pecho y a los costados. Todos los presentes lo veían confundidos.


-Me veré más ridículo con solo una mancha—explico a Valen y a May. Tomo una servilleta y empezó a retirar los excesos.
-Estas un poco loco—le dijo Valen, pero ella también tomo el helado e hizo lo mismo.


May los observaba divertida. Algunos presentes empezaron a reírse. Mike le pidió a Valen que manchara más su espalda y ella le pidió lo mismo a él. Ahora ambos traían una loca playera con manchas rosas, que más parecía diseño que accidente.


-Te va muy bien el rosado—se burlo Valen.


-No molestes. ¿Qué no te han dicho que no debes caminar sin fijarte? ¿No te han enseñado que no debes pararte atrás de una persona?—dijo él en tono represivo pero a la vez burlón.

-Nunca obedezco—se encogió de hombros. Ambos rieron de nuevo.
-Y ¿Cómo te llamas?
-Valentina. Y tu Mike ¿vedad?
-Sí. Ella es Mayte, una amiga—Valentina le regalo una amistosa sonrisa.


“Alejandro” de Lady Gaga empezó a sonar en la mesa. Josefina la llamaba.

19 de julio de 2010

El comienzo siempre es duro

Cap # 1
Era el primer día de verano y su primer día ahí. Los rayos del sol que entraban por la ventana la despertaron, se levanto un poco molesta y fue directo a la regadera. No tenía ni idea de que hora era pero seguramente Josefina ya se había ido a su trabajo.

Saliendo de la regadera esculcó entre sus cosas se percató de que no tenía ropa adecuada para vivir ahí. Apenas eran las 10:12 y el calor ya le parecía insoportable. Toda su ropa era para el D.F. no para Cancún. Se puso los jeans más ligeros que encontró y la blusa más delgada que tenía. Tendría que ir de compras, guardó su móvil, su cartera y la tarjeta en una bolsa. En el comedor encontró una nota de Josefina.
Buenos días pequeña. No te quise despertar muy temprano. Te dejo el teléfono de mi oficina y el de mi celular por si hay alguna emergencia. Besos.

Josefina es la mejor amiga de su madre se podría decir que es como su hermana. Valentina viviría los siguientes años con ella porque se canso de la situación de su casa. Josefina trabaja en un edificio del gobierno en un puesto importante, se va como a las 8:00 y regresa a su casa a las 9:00. Según eso casi no se verían y por Valentina eso estaba perfecto, lo que menos quería es supervisión de un adulto.

Tomo un licuado de manzana con avena antes de salir. Lo primero que vio afuera fue a un grupo de chicos y chicas jugueteando amistosamente. Sintió nostalgia por qué le recordó a sus amigas del D.F.

“Tal vez puedo ir al D.F y regreso una semana antes de entrar a clases. Así tendría tiempo de estar con las chicas. Luego regreso y ya.”—pensó. Pero inmediatamente desecho ese pensamiento. Sería más complicado volver. Cuando tomo la decisión no pensó en nada de eso. Sabía que si tomaba en cuenta a sus amigas y todo lo que la podía retener terminaría por quedarse y seguir en las mismas condiciones: atrapada en el asqueroso mundo en el que vivía.


Ya tendría tiempo de hacer amigas ahí pero por ahora lo que ella quería era su terapia para la tristeza: comprar.
Tomó un taxi y le pidió al chofer que la el centro comercial más grande. Obviamente necesitaba a alguien que la ayudara a ubicarse por ahí.

Intro.

El sobre dirigido a Valentina contenía una muy buena oportunidad para ella: uno de los colegios más prestigiosos del país le ofrecía una beca completa para estudiar. Pero ella veía en esa invitación la oportunidad perfecta para huir de los problemas en su casa y olvidarse de su ex-novio. A pesar de que debía mudarse de ciudad, ella prefiere tomar la beca e irse a vivir con la mejor amiga de su mamá.




Valentina ha decidido tomar las riendas de su vida, pero en su primer verano en su nuevo hogar se dará cuenta de que las cosas no siempre se pueden controlar.